CRISTO DEBÍA VOLVER POR SEGUNDA VEZ


 

Hebreos 9: 28 dice: “así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”.

 

     Este es el único versículo, de toda la Biblia, en donde aparece el término: “segunda vez”, y que tiene relación directa con el regreso de Cristo, lo cual significa que, efectivamente, Cristo debía volver o aparecer por una segunda vez. El asunto en cuestión es determinar cuándo ocurriría tal evento. La mayoría, como lo mencioné más atrás, cree que este magno acontecimiento aun está en el futuro, pues se asocia la segunda venida de Cristo con el fin del mundo, haciendo una incorrecta interpretación bíblica al unir las palabras fin y mundo en una sola frase y en asociación con el retorno de Jesús. La Biblia nunca asocia la segunda venida de Cristo con el “fin del mundo”, es más, la Biblia no enseña que habrá un fin del mundo cósmico, y deseo mostrarle algunas escrituras de donde se ha extraído esta tan equivocada interpretación:

 

a) La pregunta sobre el fin del siglo (aión)

 

Mt. 24:3   Y estando él sentado en el monte de los Olivos,  los 

discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?

 

     En primer lugar, usted debe notar que en Mateo 24:3 los apóstoles no preguntan a Jesús cuando sería el fin del mundo, como aparece en algunas versiones de la Biblia y que, además, se enseña en la mayoría de las iglesias evangélicas. La Biblia más usada por el pueblo evangélico latino es la versión Reina Valera 1960, y ésta traduce correctamente la pregunta hecha por los discípulos: ¿… qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? La palabra usada en el original griego para mundo en este verso es aión (Strong/ αἰών G165), y significa: edad, siglo, era, periodo de tiempo; mientras que la palabra mundo, que denota a la tierra como planeta o al mundo con sus habitantes, es: kosmos (Strong/κόσμος G2889).

 

b) El Evangelio predicado en todo el mundo y luego el fin

 

Mt. 24:14  Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.

 

     Aquí encontramos otro término para denotar mundo y no es ni aión (siglo) ni kosmos (tierra, planeta), sino que es oikoumene (Strong-οἰκουμένη G3625) y que en este versículo significa: “tierra habitada”, lo cual tiene mucha coherencia con el contexto del pasaje, ya que Jesús no está pensando en la evangelización de todo el planeta en ese momento, sino en toda la tierra habitada de esa época y que correspondía a Europa, Asia y África; los únicos continentes conocidos y conectados entre sí. Cuando él dice que primeramente deberá ser predicado el evangelio del reino a toda la tierra habitada y luego vendría el fin, se está refiriendo a un periodo de tiempo no más largo que 40 años (una generación), tiempo suficiente para cumplir esta comisión, y que de acuerdo con datos bíblicos se habría logrado dentro de ese plazo. Veamos algunos ejemplos:

 

Hch. 24:5  Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos.

 

Rom. 1:8  Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.

 

Col. 1:6  que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad,

 

1Pe. 5:9  al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.

 

c) Estoy con vosotros..., hasta el fin del mundo

 

 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén (Mt. 28:20).

 

     Uno de los versículos más usados para confirmar la presencia de Cristo en medio de su Iglesia hasta el fin del mundo es Mateo 28:20 (interpretado literalmente). Sin embargo, en este versículo, al igual como en Mateo 24:3, la palabra mundo es aión, es decir: siglo o edad, lo cual significaría que Jesús no está prometiendo a sus apóstoles estar con ellos hasta el fin del mundo literal, sino simplemente hasta el último día que dure ese periodo de tiempo, entre su ascensión al cielo y su regreso; tiempo, por lo demás, de gran persecución y el cual tendría lugar dentro de esa generación (Mt.24:34). Debo aclarar también, que esto no significa que él no esté hoy con su Iglesia; Cristo, quien es Dios por sobre todas las cosas (Ro.9:5), y la Iglesia, están sentados juntos en los lugares celestiales (Ef.2:6). El punto discutido, en este párrafo, es que no se tome este versículo como una prueba bíblica de que “Cristo dijo” que él estaría con su Iglesia hasta el fin del mundo cósmico, o dicho de otra manera, hasta el último día del planeta; esta es una afirmación que simplemente no aparece en los evangelios. Jesús sólo está hablando con sus apóstoles en una conversación muy personal poco antes de volver al cielo, por lo que no debe interpretarse como una promesa hecha a la iglesia en general. Por otro lado, esta expresión de Jesús: he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”, bien podría significar el fin de su manifestación como el Hijo de Dios, entendiendo que, de acuerdo con 1Corintios 15:28, una vez que Cristo hubiese consumado todo el propósito de Dios, y habiendo quitado de en medio todos los enemigos, incluyendo la muerte lo cual era el pecado original, él mismo es decir, el Hijo, se sujetaría también al Padre, pero no en el sentido de volver a ser el hijo que Dios siempre tuvo a su lado en el cielo antes de su encarnación, sino en el sentido de que el Hijo solo había sido una manifestación del único y verdadero Dios, y una vez que esa manifestación cumplió plenamente su cometido, Dios vuelve a ser el que siempre fue, el Dios único y eterno[1]. Hay un verso muy significativo en 1Tim. 3:16, y que dice así: E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria. Observe esto nuevamente: Dios “fue” manifestado en carne, tiempo pasado. Ese Dios manifestado en carne se llamó Jesús, lo cual significaba: Dios salva. Pablo dice además, en 2 Co.5:16, que a Cristo ya no se le puede conocer según la carne. Se lo dice a personas que pudieron haber conocido a Jesús físicamente: “y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así”. Aquí hay algo que la cristiandad no ha comprendido correctamente, sino que se ha enamorado de una figura o manifestación que ya no existe como tal.    

     Volviendo al versículo de 1Timoteo, la última frase dice: Recibido arriba en gloria. Ahora bien, ¿Cómo cree usted que Jesús subió al cielo? ¿Subió con el mismo cuerpo que usó en la tierra? Por supuesto que no. Entonces, dígame: ¿Es correcto que aun hoy continuemos invocando el nombre de Jesús en nuestras oraciones, para dirigirnos a Dios? ¿Cree usted que hay alguien en estos momentos en el cielo que se llame Jesús? Al parecer todas éstas son preguntas que nunca nadie se ha formulado, ni tampoco, según se puede apreciar, a nadie les han inquietado jamás (lo que es aun peor). Sencillamente se ha aceptado la doctrina sin ninguna objeción, dando por sentado que así es como debe ser y no hay más.  Sin embargo, a mi me parecen preguntas muy razonables y legítimas y que  deberían inquietarnos de alguna manera y provocarnos a una investigación más profunda con respecto a lo que quiere decir la Biblia sobre este asunto, y no dejarnos influenciar tan fácilmente por lo que la mayoría dice y cree. Aunque éste no es el momento ni el capítulo para discutir este tema, pero ya que lo he tocado quisiera decirle, aunque nuevamente me haga merecedor de su rechazo, que la doctrina de la “trinidad” no es materia de la Biblia, sino que fue introducida por el clero católico recién en el cuarto siglo, específicamente en el año 325 d.C., durante el primer Concilio de Nicea, convocado por el emperador romano Constantino, precisamente a raíz de una agitada controversia que  dividía a los cristianos de la época en relación a la divinidad de Jesucristo[2]. Aunque el dogma de la Santa Trinidad fue introducido dentro de la Iglesia varios siglos más tarde, es muy interesante notar que un tema aparentemente bíblico haya tenido ya en aquella época tantos detractores, y que se necesitaron varios concilios y agregar nuevas opciones como, por ejemplo, poner al Espíritu Santo en el mismo nivel de Dios y de Jesús, para aceptar finalmente, por decisión más que por convicción, el dogma de la “Santa Trinidad”; dogma  que hoy los cristianos defienden a muerte, sin conocer realmente cómo llegó éste a ser introducido en el credo de la Iglesia recién durante la edad media, después de mucha discusión y desacuerdos.

 

d) El fin de todas las cosas

 

1Pe. 4:7  Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.

     

     Como puede ver, aquí no se menciona la palabra mundo en ninguno de los conceptos griegos que expliqué más arriba, pero sí dice que el fin de todas las cosas se acerca. Entonces, por lo que ya entendemos, aquí al igual que en los casos anteriores, se ha mal interpretado una vez más el sentido de la expresión. El apóstol Pedro se está refiriendo al fin de la edad que están viviendo, al viejo pacto, por eso dice que el fin de todas las cosas se acerca. No se refiere al fin del mundo “kosmos”, sino al fin del presente siglo (aión) malo que están aun viviendo, pero ya en su fase final.Hay muchos otros versículos en el Nuevo Testamento en donde aparecen las palabras fin y mundo simultáneamente, pero nunca asociados entre sí denotando un “fin del mundo” cósmico (universal). He tomado solo algunos versículos como ejemplos, pero usted puede buscar en una concordancia bíblica todos los versículos en donde aparece la palabra fin, y se dará cuenta que todos están muy conectados con los que he puesto más arriba.

     Bien, habiendo dilucidado entonces que ha habido un error de interpretación en cuanto a lo que en la Biblia leemos como el fin del mundo, y que en realidad dicho término se refería al fin de una época o de un siglo, denominado también como el viejo pacto, continuaremos analizando por qué creo que el retorno de Jesucristo, de acuerdo con Hebreos 9:28, debió ocurrir en un periodo de tiempo relativamente cercano a la fecha que fue escrita esta carta. En primer lugar, porque el versículo dice claramente que él debía "aparecer" no volver por segunda vez, para salvar a los  que le esperaban. Si éste es el  cuadro real y vivo de  lo que ocurría en el viejo pacto cuando el sumo sacerdote salía o volvía del lugar santísimo, después de haber presentado la sangre como expiación por los pecados del pueblo y con esto poner fin a toda la ceremonia de expiación, mandando al macho cabrío vivo al desierto y llevando sobre sí las iniquidades de todo Israel, símbolo de lo que Cristo hizo en la cruz (Is.53:6), significaría entonces, que mientras Jesús no regresa por segunda vez, el sacrificio de expiación por el pecado está incompleto; porque dice: “para salvar a los que le esperan”. Si él aun no regresa, no se podría hablar de un sacrificio perfecto entonces; pues, según este versículo, el hombre no ha sido salvo todavía.

     Cuando se escribió la carta a los hebreos faltaba muy poco para el año 70. El escritor cree que ya Cristo ha presentado su sangre en el verdadero lugar santísimo, que es el cielo y ha recibido la aprobación del Padre (Heb.9:12), por lo que él expresa su certeza de que Cristo ha de volver muy pronto, para manifestar con su presencia que la redención ha sido consumada perfectamente; que ya somos salvos por la eternidad, por su sola ofrenda, hecha una vez para siempre, y que podemos entrar confiadamente en su santuario, porque él nos ha abierto un camino nuevo y vivo con su sacrificio (Heb.10:20). El escritor anima y amonesta a los hermanos a no dejar de congregarse, y tanto más les dice, cuando veis que aquel día se acerca (Heb.10:25). ¿A cuál día se refiere?  Al día de la redención.

     En Lucas 21, Jesús hablando de todas las calamidades que  ocurrirían a Jerusalén durante su destrucción, la cual tuvo lugar en el año 70 d/C., él pone este horrendo holocausto como señal fundamental para su segunda venida:

 

Lc. 21:20-27 

 

20Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado.

21Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella.

22Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.

23Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo.

24Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.

25Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa

 del bramido del mar y de las olas;

26desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.

27Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.

 

El pasaje paralelo a éste lo encontramos también en Mateo 24, en donde, después que Jesús  narra todas las atrocidades que ocurrirían a Jerusalén en los versículos 29 y 30, dice lo siguiente:

 

29E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.

30Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

 

Dice: “Inmediatamente” después de la tribulación de aquellos días, no dice dos mil años después, sino inmediatamente después de la caída de Jerusalén; porque ese es el contexto. ¿Qué ocurrirá? Aparecerá la señal del Hijo del Hombre. Esa palabra es importante. No dice que aparecerá Cristo en persona, sino: “la señal” del Hijo del Hombre, viniendo sobre las nubes del cielo. ¿Qué tiene que ver esto con la redención de la que estábamos hablando? Ah, es que Jesús no concluyó allí su discurso de Lucas 21, sino que él continuó diciendo:

 

Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca (v.28).

     ¿Se da cuenta cómo las piezas van calzando perfectamente una a una en este complejo rompecabezas? Volvamos a Hebreos 10 para ir terminando nuestro análisis sobre la inminente venida de Cristo en un futuro muy cercano a ellos, según su propio escritor.

     La venida de Cristo era, para la iglesia del primer siglo, la más grande promesa de libertad y de triunfo en medio de tanta hostilidad y persecución. Tito 2:13 dice: “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. Nada podía ser más alentador y esperanzador, para los hermanos de aquel tiempo, que esperar el pronto retorno de su Señor en gloria. Por eso el escritor a los hebreos les anima con estas palabras:

 

35No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón;

36porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.

 37Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará(Heb. 10:35-37). 

 

 Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. No entiendo cómo los teólogos e intérpretes bíblicos no pueden apreciar o aceptar que estas sencillas palabras son la más grande confirmación de que Cristo era esperado por la iglesia primitiva en sus días; que para ellos la consumación de los siglos había llegado con la muerte de Jesucristo (Heb.9:26), y el fin total se completó con la destrucción de Jerusalén en el año 70 d/C.  Por tanto, de no haber regresado, el evangelio predicado por Jesús y posteriormente por los apóstoles hubiese sido el engaño más grande de la historia. Pero como yo creo que sí volvió, porque la Biblia así lo da a entender, y que gracias a que él ya vino en gloria y juzgó al mundo de entonces, nosotros hoy estamos sentados (espiritualmente) en los lugares celestiales (Ef.2:6), y podemos reinar sobre la tierra (Ap.5:10). La autoridad y dominio que el primer hombre perdió en el paraíso, Cristo lo recuperó para nosotros con su sacrificio y posterior regreso.



[1]Isaías 44:8; 45:5, 6, 21; 1Cor.15:28

[2]Historia Eclesiástica por Eusebio de Cesarea. Introducción, párrafo: El Concilio de Nicea, págs. 22-25, publicado por CLIE, 2008.